La burocracia inventa subterfugios para no atender a los ciudadanos, que hacen fila ante las ventanillas. ¡Se fue el sistema, es el recurso más escuchado!
Pero, ¿qué es el sistema? Según los entendidos, sistema “es un conjunto de elementos que se relacionan entre sí y actúan de manera específica y coordinada. Cualquier segmento de la realidad, por lo tanto, puede ser considerado un sistema, siempre y cuando sea posible distinguir sus componentes interrelacionados”.
En otras palabras: el ser humano es un conjunto de sistemas y subsistemas entrelazados; el universo es un sistema, la vida es un sistema, la sociedad es un sistema, y también, por supuesto, la economía, la política y la administración.
A propósito, hay que reconocer que no todos los burócratas son inclementes con los ciudadanos. La mayoría es respetuosa, no se alimenta mientras atiende a sus clientes; trata con cortesía, sonrisas y frases educadas. Aplica con rigor el manual de Manuel Carreño, que en el siglo XX nos enseñó normas de urbanidad; jamás se levantan de sus asientos -ni para ir al baño- o conversan en sus colegas, ni colocan letreros “Ocupado” o “Fuera de servicio”. ¡No hay que ser irónicos, por favor!
Y mientras eso sucede, los desesperados clientes no dejamos de leer unos cuadros maravillosos que exhiben las paredes: MISIÓN (atender con alegría a los usuarios); VISIÓN (ser líderes en servicios sin demoras); y VALORES (empatía, respeto y puntualidad).
Entonces, las personas de la tercera edad se dedican a tejer ilusiones -las mujeres-, y los hombres a leer noticias falsas en los celulares.
En definitiva, el sistema manda e impone sus reglas, y no hay otra alternativa que esperar a que Ludwig von Bertalanffy, creador de la Teoría de Sistemas, se apiade de sus feligreses.
Don Correcto, en cambio, piensa en el futuro. Dice en voz alta: “Mijita: con la inteligencia artificial, las colas se acabarán para siempre. ¿Será verdad?”.
- Informe externo: Burocracia