Neuro liderazgo femenino

Se percibe en la sociedad actual una tendencia marcada del liderazgo femenino, no como una concesión del varón, sino como el resultado de un proceso firme y beneficio para la humanidad, que ha acumulado el ejercicio de derechos y también de obligaciones correlativas.

El terreno ganado por las mujeres en todo el orbe -aunque hay todavía países que las discriminan- no ha sido gratuito, sino fruto del esfuerzo, la lucha y unión de voluntades en los campos políticos, culturales, educativos, económicos y profesionales.

Las neurociencias han contribuido a demostrar con evidencias, que existen componentes neurobiológicos, “que diferencian claramente al cerebro según el género, y que estas diferencias influyen en la percepción, en el estilo y tipo de pensamiento, en la forma de procesar la información (cognitiva y emocional), en la toma de decisiones y en la conducta”.

“El neuro liderazgo se conceptualiza como una conjunción entre las teorías más avanzadas sobre el liderazgo y los últimos descubrimientos de las neurociencias aplicables. Como disciplina, proporciona las herramientas necesarias para seleccionar hombres y mujeres con un perfil neurocognitivo y emocional acorde al puesto que van a ocupar y, paralelamente, suministra un conjunto de metodologías para optimizar el desempeño de quienes ya forman parte de la organización”.

Ello implica el desarrollo de capacidades cerebrales, y el diseño de ámbitos de trabajo que propicien la motivación, la creatividad, la armonía y el bienestar laboral, condiciones para las cuales, según las últimas investigaciones, el cerebro femenino evidencia estar especialmente dotado”.

El neuro liderazgo femenino se expresa en las capacidades reales de poder, así como en el desarrollo de un capital intelectual, científico, social, cultural, económico y político, que ha visibilizado a las mujeres como nunca antes y cuyo protagonismo es estudiado por la ciencia en tres campos: el liderazgo, la toma de decisiones y el comportamiento.

El soporte neurobiológico de las capacidades de la mujer identifica un punto de partida ontológico, antropológico y biológico: “Iguales, luego diferentes”. La igualdad como seres humanos confiere a hombres y mujeres, según los científicos, las mismas características neuronales, en tanto la diferencia -de género en el cerebro- radica en la modificación de la morfología y funciones, que no tiene relación con la inteligencia, sino con la forma de percibir y procesar la información sensorial por parte de las mujeres.

Dicho en otros términos, hombres y mujeres tienen un potencial neuronal similar, mientras las mujeres pueden adaptar mejor ese potencial para desarrollar esas capacidades innatas, y mejorar su desempeño.