La pregunta sobre la reapertura de casinos en Ecuador va por un segundo intento; estos son los pros y contra

Daniel Noboa presentó el pasado 5 de agosto de 2025 una propuesta de consulta popular que incluye siete preguntas tentativas. Entre ellas figura la reapertura de casinos en Ecuador, con la condición de que funcionen únicamente en hoteles cinco estrellas.

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El planteamiento establece que estas salas de juego deberán entregar al Estado el 25% de sus ventas para financiar programas sociales como la lucha contra la desnutrición infantil y la alimentación escolar.

La iniciativa marca un retorno a un tema que ya fue debatido en procesos anteriores. Los casinos fueron prohibidos en 2011 mediante referéndum y, desde entonces, distintos sectores han intentado reactivar este negocio. Noboa ya había planteado una pregunta similar en 2024, pero decidió retirarla en ese momento por considerarla inoportuna frente al contexto de inseguridad y lavado de activos.

Ahora, más de una década después de la prohibición y un año después de su primer intento, la propuesta regresa bajo nuevas condiciones y con un debate abierto entre beneficios y riesgos.

Reapertura de casinos y turismo de lujo

Karen Betancourt, catedrática de la Business School de la UIDE, explicó que permitir el funcionamiento de casinos puede promover el turismo de lujo en hoteles cinco estrellas. Indicó que diversificaría la oferta de servicios y atraería a un segmento con mayor poder adquisitivo. Añadió que este impacto se reflejaría en ingresos económicos tanto para la industria hotelera como para las localidades que los acogen.

La académica señaló que la reapertura puede convertirse en un elemento diferenciador que incentive la competitividad entre empresas. Sin embargo, advirtió que los casinos podrían generar un impacto socio-cultural para los habitantes. Entre los riesgos mencionó la posibilidad de actividades ilícitas como lavado de activos o narcotráfico, que afectarían la seguridad y la imagen de las ciudades.

Inversión extranjera y diversificación hotelera

Betancourt indicó que la medida puede atraer inversión extranjera, en especial de cadenas hoteleras internacionales y empresas de entretenimiento. Sostuvo que el flujo turístico podría aumentar al integrarse los casinos a paquetes que incluyan cultura, naturaleza y entretenimiento.

Según la catedrática, la reapertura de casinos también puede impulsar la diversificación de la oferta hotelera. Explicó que este modelo permite desarrollar actividades complementarias de lujo como gastronomía gourmet y entretenimiento especializado. En la región citó el caso de Perú, donde los casinos generaron ingresos y empleo al amparo de regulaciones claras.

Betancourt añadió que, en hoteles cinco estrellas, los casinos pueden convertirse en un elemento diferenciador que incentive la competitividad entre empresas.

Impacto económico concentrado en polos turísticos

David Pazmiño, especialista en economía y finanzas, señaló que la reapertura de casinos en hoteles cinco estrellas tendría un impacto económico focalizado. Explicó que la medida incrementaría la atracción de turistas con alto poder adquisitivo y del segmento de negocios. Añadió que esto impulsaría la ocupación hotelera y el consumo en restaurantes, transporte y actividades complementarias.

El economista consideró que el alcance estaría limitado al número de hoteles de lujo que existen en el país. Indicó que los beneficios se concentrarían en ciudades como Quito, Guayaquil, Cuenca y en destinos costeros con infraestructura hotelera de alto nivel. Añadió que los efectos macroeconómicos serían reducidos, pero relevantes para dinamizar las economías locales.

Jorge Altamirano, experto en economía y cooperación internacional, coincidió en que los beneficios estarían concentrados en polos turísticos. Destacó que la medida incentivaría la inversión privada en infraestructura de alto nivel. También explicó que el efecto se vería reflejado en sectores como comercio, gastronomía y transporte, aunque sin un alcance nacional generalizado.

Generación de empleo en varios sectores

Pazmiño expuso que la reapertura de casinos abriría oportunidades de empleo formal. Detalló que se generarían plazas en operaciones de juego, seguridad, entretenimiento y servicios de apoyo. Señaló además que habría efectos indirectos en actividades como gastronomía, transporte y turismo.

Altamirano agregó que los beneficios podrían sentirse en la contratación de croupiers, camareros, personal de seguridad y administradores.

También destacó la posibilidad de dinamizar la oferta de servicios turísticos asociados. En su criterio, este tipo de actividades puede fortalecer la competitividad frente a otros destinos de la región que ya ofrecen casinos como atractivo adicional.

El aporte del 25% de las ventas a programas sociales

Pazmiño afirmó que la propuesta de destinar el 25% de las ventas a programas sociales tiene un alto valor político. Comentó que vincula una actividad controvertida con un objetivo urgente como la lucha contra la desnutrición infantil. Aclaró que la viabilidad depende de la base de cálculo que se utilice.

Indicó que si el tributo se aplica sobre las ventas brutas o apuestas totales sería insostenible y desincentivaría la inversión. En cambio, si se calcula sobre ingresos netos después de descontar premios, sería comparable con modelos internacionales y factible de implementar.

Añadió que la industria del juego es volátil, por lo que no debería considerarse una fuente estable o única de financiamiento social.

Altamirano coincidió en que usar las ventas brutas como referencia podría desincentivar la inversión. Explicó que este esquema no considera si los negocios tienen pérdidas y puede hacer poco predecible la recaudación. En su análisis, un modelo mixto o basado en utilidades sería más sostenible y garantizaría ingresos estables para programas sociales.

Señales y prevención de la ludopatía en los hogares

Cristina Poveda, psicóloga clínica, advierte que las señales tempranas de la ludopatía suelen aparecer en varios ámbitos de la vida diaria. Entre ellas se incluyen cambios en el manejo del dinero, como deudas sin explicación o préstamos frecuentes, así como la desaparición de objetos de valor.

También se presentan actitudes de preocupación excesiva por el juego, reflejadas en conversaciones constantes sobre apuestas o en el tiempo dedicado a pensar en la próxima jugada. Otro indicador es el ocultamiento, cuando la persona minimiza pérdidas, esconde tickets, aplicaciones o estados financieros.

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A nivel emocional, la especialista señala que la irritabilidad, la ansiedad o la depresión pueden manifestarse cuando no es posible jugar. Estos cambios suelen venir acompañados de aislamiento social y familiar, dejando de lado responsabilidades, actividades de ocio sano o vínculos afectivos. Asimismo, se observan modificaciones en los hábitos diarios, como insomnio, descuido del autocuidado o pérdida de interés en el trabajo y los estudios.

Para reducir el riesgo en el entorno familiar, Poveda recomienda adoptar estrategias prácticas que fortalezcan la prevención. Entre ellas menciona la educación temprana sobre los riesgos del juego, la promoción de actividades de ocio saludables y el control de acceso a plataformas digitales de apuestas.

Añade la importancia de un manejo financiero responsable, de evitar normalizar juegos de azar en reuniones familiares y de un apoyo intergeneracional, considerando que los jóvenes tienden a la impulsividad y los adultos mayores enfrentan vulnerabilidad por soledad o necesidad de distracción.

Riesgos financieros y sociales

Pazmiño advirtió que los casinos son actividades vulnerables a operaciones de lavado de activos y evasión tributaria. Explicó que el alto volumen de efectivo y el uso de fichas puede facilitar la introducción de dinero ilícito al sistema. Añadió que sin controles estrictos también se podría manipular información para reducir el pago de impuestos.

El economista señaló que para mitigar riesgos se requiere un marco regulatorio que incluya identificación de clientes, reportes de operaciones inusuales y límites a las transacciones en efectivo. Subrayó que los sistemas de juego deben estar conectados en línea con las autoridades tributarias y de control para garantizar transparencia.

Altamirano coincidió en que los casinos son reconocidos internacionalmente como sectores vulnerables. Recordó la necesidad de auditorías permanentes y cooperación con la Unidad de Análisis Financiero y Económico. También advirtió sobre el riesgo reputacional que puede afectar la confianza en el sector turístico si no se aplican controles rigurosos.

Impactos socioculturales y percepción internacional

Betancourt sostuvo que el regreso de los casinos puede generar un impacto sociocultural. Detalló que, a nivel local, existe el riesgo de que los juegos de azar se integren en la vida social de manera problemática. Esto podría derivar en problemas como narcotráfico, delincuencia y sicariato.

La especialista advirtió además sobre la reputación internacional del país. Señaló que la vinculación entre turismo y juegos de azar puede dar paso a prácticas ilícitas que afecten la percepción de los visitantes. Consideró que estos riesgos deben ser tomados en cuenta para proteger la imagen de Ecuador como destino turístico.

Regulación como condición para beneficios

Betancourt planteó que las regulaciones no deben limitarse a la apertura de casinos. Señaló que se necesitan lineamientos de responsabilidad empresarial y sanciones claras para los hoteles que incumplan. Comentó que un enfoque integral de supervisión es clave para prevenir daños colaterales.

Pazmiño añadió que los beneficios solo podrán predominar si existen políticas de prevención y campañas de juego responsable. Consideró que los sistemas de control deben reducir riesgos sociales como la ludopatía. Subrayó que con estas condiciones la reapertura de casinos puede generar empleo y turismo con un saldo positivo.

Altamirano coincidió en que los beneficios pueden superar los riesgos únicamente con un marco regulatorio sólido. Explicó que los controles tecnológicos y la supervisión permanente son necesarios para garantizar transparencia. Añadió que, de lo contrario, el costo social y financiero podría opacar el impacto económico esperado.


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