Casas y carros opulentos muestran el poder de las mafias en Esmeraldas 

Militares en el barrio La Guacharaca, uno de los puntos más conflictivos del cantón Esmeraldas. Foto: EL COMERCIO

La Guacharaca es considerado el barrio más peligroso de Esmeraldas. Para ingresar es necesario estar escoltado por las Fuerzas Armadas. Los militares son los únicos que entran a esta zona, porque se ha convertido en el fortín de una de las mafias más criminales del Ecuador.  

Los miembros de las FF.AA. constantemente realizan operativos de armas. Inteligencia policial y la militar han alertado que en ese sector la gente tiene municiones y explosivos. Además, se ha descubierto que allí también cometen crímenes en contra de integrantes de otras mafias.  

Con esas características se pensaría que La Guacharaca es un barrio deprimido y sin lujos. En parte sí lo es, pero sus calles muestran también el poder económico de las bandas criminales.  

EL COMERCIO acompañó a los militares en un recorrido y constató que carros de alta gama ingresan a la zona. Los vidrios están polarizados. Son camionetas 4×4 y carros tipo jeep con grandes llantas, cuya pintura está pulida a más no poder.  

Los conductores son hombres vestidos con ropa de marca que usan gafas oscuras. Circulan por la zona con el volumen del radio a su máximo nivel. Cuando los militares les piden descender de sus ostentosos vehículos para una requisa, no se niegan. Incluso, el conductor de una camioneta se baja y cojea de una pierna. Luego agarra un bastón que brilla por su madera y los filos de un aparente metal dorado. 

Los militares, para estos controles de armas, siempre eligen puntos estratégicos, como las calles más amplias. Dicen que solo lo hacen en ese tipo de vías porque no corren el riesgo de ser emboscados por bandas. La amplitud de las mismas les da tiempo de reaccionar a cualquier ataque.  

Pero mientras los operativos avanzan, en las esquinas la gente bebe cerveza y licores importados. “Aquí toman trago caro. Otra opulencia que tienen las bandas para hacerse notar”, dice uno de los soldados en el operativo.

Los militares siempre están atentos, porque existen personas que los miran y les toman fotos. “Vienen desde la colina, se hacen los que beben algo en las tiendas y desde allí nos están ponchando con los celulares”, comenta otro uniformado que patrulla la zona desde hace seis meses.  

Ese es el tiempo que opera la Fuerza de Tarea Conjunta de Esmeraldas, que se supone debía estar integrada por policías y militares, pero en la práctica solo los miembros de las Fuerzas Armadas patrullan la ciudad. 

El oficial también se refiere a los carros de alta gama y dice que han detectado algunos que fácilmente superan los USD 80 000. Lo mismo sucede con las casas.  

Propiedades de dudoso origen

En La Guacharaca la mayoría de viviendas son de una planta y tienen techos de zinc. Y también, en una de las pendientes, se observan edificaciones de cemento sin enlucir y con cerramientos de madera.

Pero no todas las propiedades son así. Existen casas con acabados de lujo, de tres y cuatro plantas. En los balcones se logran ver la cerámica de colores opacos y vidrios antirreflejo.

“Esas casas son de los narcos. Nosotros tenemos información que adentro tienen jacuzzis y discotecas bien armadas, solo para fiestas privadas”, señala un militar. En toda la zona han identificado al menos una docena de estas estructuras, pero no han podido confirmar si son producto de las actividades criminales.  

La Fiscalía y la Policía tampoco lo han hecho. Estas instituciones han perdido la confianza en la gente de Esmeraldas, principalmente porque no han podido detener las redes de extorsión que se han expandido por la ciudad. 

Basta con hacer un recorrido para verificar que en el centro cada vez se ven más locales comerciales cerrados. Los medios locales lo han registrado en los últimos meses, por radio y televisión. La Fuerza de Tarea ha señalado lo contrario y afirma que el comercio se está regulando.  

Sin embargo, el miedo de los empresarios se evidencia en las seguridades que tienen en sus locales. Los chifas y restaurantes de comida extranjera tienen entre dos y tres guardias privados. Uno vigila en los exteriores y el resto, desde el interior. 

En las tiendas, las comerciantes viven con miedo. “Señor, aquí todas las noches se escuchan balaceras. Pasan autos sin placas, con los vidrios negros y nadie les dice nada”, explica una mujer que pide la reserva de su nombre. 

Nulo control de tránsito

En los operativos de control de armas, los militares han detectado a personas con vehículos sin documentos. “No tienen licencia, son menores los que manejan. Tampoco tienen permisos de polarizar las ventanas”, cuenta un oficial. Añade que en las motos circulan hasta cuatro personas sin cascos. “Aquí, las leyes de tránsito no existen; como nosotros no somos autoridad que vigila estos aspectos, no podemos hacer nada”, finaliza.

La situación

1 500 militares del Ejército, Marina y FAE realizan operativos constantes en los barrios considerados peligrosos de la ciudad de Esmeraldas.  

Los efectivos llevan seis meses operando desde la Fuerza de Tarea Conjunta. Sus funciones específicas son el control de armas y la intervención en operativos antidelictivos en toda la provincia.  

Aunque la Fuerzade Tarea Conjunta debía estar integrada por policías también, solo los miembros de las Fuerzas Armadas patrullan la ciudad ya desde hace seis meses.


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