A un año del primer apagón de 2024, la estrategia es cuidar el embalse Mazar e incrementar importaciones

Está por cumplirse un año de una de las crisis energéticas más severas que ha vivido el Ecuador en las últimas décadas. Entre septiembre y diciembre de 2024, el país sufrió cortes de luz programados de hasta 14 horas diarias, consecuencia de la sequía más intensa registrada en 60 años.

Los apagones se prolongaron durante 88 días, golpearon a hogares, industrias y comercios, y dejaron pérdidas millonarias. Un año después, el Gobierno de Daniel Noboa busca evitar que se repita el escenario. Su estrategia se concentra en importar energía desde Colombia y conservar el agua del embalse de Mazar, en Azuay, la reserva hidroeléctrica más importante del país.

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Dependencia de la hidroelectricidad e importaciones

De acuerdo con el Operador Nacional de Electricidad (Cenace), Ecuador generó el martes 9 de septiembre de 2025 un total de 64 480 MWh. El 66 % provino de centrales hidroeléctricas, 21 % de plantas térmicas y apenas 1 % de renovables no convencionales. Para cubrir la demanda, el país importó 7 629 MWh desde Colombia, equivalente al 12 %.

La importación desde Colombia alcanzó su límite, con picos de hasta 479 MW sobre un máximo de 480 MW. Este registro confirma la creciente dependencia de Ecuador de la energía colombiana para mantener estable el sistema eléctrico.

La generación de energía cambió en el arranque de este mes de septiembre, ya que en el promedio acumulado anual, el 82 % de la generación de energía provino de las hidroeléctricas, el 15 % de las térmicas, el 2 % de la importaciones y el 1 % de las renovables no convencionales.

Estrategia oficial: cuidar los embalses

La reducción de caudales en la vertiente oriental obligó a elevar la participación térmica, además de incrementar las compras externas. Así, el Gobierno decidió conservar el agua de Mazar, en Azuay, para disponer de hasta 370 MW en los meses críticos de estiaje, que históricamente van desde octubre a marzo de cada año, explicó Ricardo Buitrón, consultor energético.

Según el reporte de la Corporación Eléctrica del Ecuador del Sur (Celec Sur), el caudal del río Paute, que alimenta al embalse de Mazar, registró una fuerte disminución en la primera semana de septiembre. El martes 9 de septiembre alcanzó apenas 43,4 metros cúbicos por segundo (m³/s), frente a los 98,2 m³/s de agosto y los 280,6 m³/s de julio.

El nivel del embalse también presentó una reducción. Entre las 00:00 y las 17:00 de este mismo martes bajó cinco centímetros. Aunque la cifra parece pequeña, hay que recordar que el embalse se extiende por 31 kilómetros y tiene una capacidad de 300 millones de metros cúbicos de agua. Esta disminución equivale al consumo de unos 300 000 metros cúbicos.

Durante la época de bajos caudales, el agua utilizada supera a la que ingresa. El objetivo de la operación es mantener el embalse lleno hasta finales de septiembre para enfrentar con mayor seguridad los meses de sequía. Es decir, el Ecuador sigue dependiendo del agua para evitar cortes de luz.

Barcazas eléctricas y proyectos fallidos

Ecuador tenía previsto incorporar y recuperar 994 MW hasta fin de 2025. Celec no detalló cuánto se ha logrado hasta ahora.

Sin embargo, se conoce que están en operación dos barcazas la Emre Bey (100 MW) y la Erin Sultan (96,8 MW). A estas se sumará en octubre una nueva barcaza de 99 MW adjudicada a Karpowership. Además, se prepara otra licitación para 230 MW adicionales.

En contraste, varios proyectos anunciados no se concretaron. Progen incumplió la instalación de dos plantas en Quevedo y Salitral (150 MW) y los contratos fueron terminados en julio de 2025 tras observaciones de la Contraloría.

Austral también falló con la central de Esmeraldas (91 MW), que debía operar desde enero pero solo entrega 12 MW de forma experimental. Además, la licitación de 260 MW en Pascuales fue declarada desierta.

Riesgo de cortes masivos en 2025 es bajo, pero se requiere planificación a largo plazo

Diego Morales, presidente del Colegio de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos del Azuay, sostiene que, pese a algunas vulnerabilidades, el riesgo de cortes masivos en 2025 es bajo. Las condiciones hidrológicas son más favorables que en 2024, el embalse de Mazar se mantiene estable y existe respaldo térmico con las barcazas, además de compras de energía a Colombia.

El dirigente destacó que el embalse de Mazar ha sido clave para garantizar el suministro, y que la matriz energética del país seguirá dependiendo mayoritariamente de la energía hidroeléctrica durante muchos años más.

Sin embargo, Morales advirtió que Ecuador debe cumplir con el Plan Maestro de Electricidad 2023-2032. “El país necesita planificación e inversión a largo plazo para evitar improvisaciones y garantizar la seguridad energética”, afirmó.

El presidente del Colegio de Ingenieros concluyó que, aunque la probabilidad de apagones no programados este año es baja, la planificación con visión de largo plazo no es opcional: “Cumplir con el Plan Maestro de Electrificación 2023-2032 es una tarea obligatoria para asegurar el futuro energético del país”.

Información externa: Cenace


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