Con un gran despliegue de seguridad, cerca de las 9:00 am del jueves 4 de septiembre, Marco Rubio ingresó a Carondelet para reunirse con el presidente Noboa. Al momento de ingresar, pasó – probablemente de manera inadvertida – cerca de la “placa del Caso Sobornos 2012 – 2016” ubicada en la entrada norte del Palacio, en la que está el nombre de R. Correa junto a otros sentenciados, en la que consta lapidariamente la frase “los recursos públicos siempre deben ser administrados honradamente…”. Sombra correísta que paradójicamente acompañaría la visita de Rubio, incluso antes de su llegada.
Rubio es abogado, de origen cubano, nacido en Miami en 1971. Republicano y desde enero de 2025 Secretario de Estado de los Estados Unidos. Fue confirmado por el Senado 99-0, con respaldo bipartidista lo que acredita peso político en Washington, es decir goza de prestigio institucional, aunque no de consenso popular. Antes fue senador por Florida, cargo con el cual visitó Ecuador en el 2023. Tiene una línea dura en relación con Cuba, China, Irán, Nicaragua y Venezuela.
El Secretario de Estado es el responsable de la política exterior de USA, dirige la diplomacia y la actividad consular. Asesora al presidente en política exterior, negocia y gestiona tratados y acuerdos, es miembro estatutario del Consejo de Seguridad Nacional. Puede designar organizaciones terroristas extranjeras y recomendar países patrocinadores del terrorismo. Ocupa el cuarto lugar en la línea de sucesión presidencial, tras el vicepresidente, el presidente de la Cámara de Representantes y el presidente pro tempore del Senado.
Washington adelantó que la agenda de Rubio priorizará seguridad (carteles y narcotráfico), migración, comercio. Para el efecto, el gobierno ecuatoriano convocó a los alcaldes de Quito, Guayaquil y Cuenca para una reunión preparatoria, enfocada en seguridad, a la cual asistieron dichos burgomaestres. A la salida de la misma los tres y de manera particular tanto Álvarez como Muñoz – afines al correísmo – se mostraron abiertos a apoyar las acciones en lo que respecta a seguridad, llegando a indicar que la lucha en contra de los carteles debe darse (mencionando Muñoz incluso a la de “los Soles”). Pronunciamientos que seguramente no fueron del agrado de Correa, al punto que Luisa González salió al paso para públicamente cuestionar a Álvarez.
La corta visita dejó ver que Ecuador consta dentro del mapa geopolítico de USA en la calidad de aliado en la lucha contra el narcotráfico. Los resultados de la cita giraron en tres ejes:a. Seguridad: a1. Designar por parte de los Estados Unidos a los autodenominados “Choneros” y “Los Lobos” como organizaciones terroristas, lo cual pone a dichas bandas delictivas en la mira de la justicia norteamericana. a2. Ayuda económica para seguridad y equipos, que siendo mínima (apenas cerca USD 20 millones) no por eso despreciable, con mayor motivo si en lo que respecta a los drones viniese acompañada de capacitación, lo cual permitiría un mejor control naval en el mar territorial, que es quizás el epicentro de las rutas del tráfico. a3. Considerar la instalación de una base militar de apoyo, si el Ecuador lo solicitase. b. Migración: Apertura de Ecuador para considerar recibir anualmente – con derecho de admisión – hasta 300 refugiados (no delincuentes), dentro de un programa de protección humanitaria. c. Economía: La posibilidad de que en los meses venideros pudiera firmarse un acuerdo comercial con Ecuador. No se trató respecto de la baja de la tasa de los aranceles. Es decir, la visita dejó decisiones y anuncios que reordenan la agenda con Washington. Dicho encuentro no es una solución mágica a los problemas que nos ocupa, pero sí una válida ocasión para ordenar prioridades sin perder autonomía, pero ganando respaldo norteamericano.
Volviendo a los fantasmas correístas, cabe indicar las declaraciones de Rubio en esta visita, como en previas entrevistas, en las que deja claro que Venezuela es un espacio territorial tomado por una banda delincuencial, y que su líder es un narcotraficante procesado por la justicia norteamericana. Palabras fuertes de un importante funcionario de la administración Trump y que salpican y no dejan bien parado a Correa en razón de su cercanía y asesoría a dicha tiranía. Frente a lo cual, tanto Correa como Luisa reaccionaron desacreditando a Rubio.
Como vemos, los ganadores de esta cita son USA y Ecuador; y, los perdedores, las bandas delincuenciales; y, para variar, el fraccionado correísmo.